Thursday, June 30, 2011

El intercambio de gases

Para poder transformar los nutrientes en energía, necesitamos oxígeno.

El aire que respiramos contiene oxígeno. Cuando tomamos el aire por la nariz, se calienta, se limpia y se humedece. De ahí pasa a la faringe y luego a la laringe. Cuando lo tomamos por la boca, pasa directamente a la laringe.

El aire sigue su camino por la tráquea y de allí sigue por los bronquios, por los que se introducirá en los pulmones.

Una vez dentro de los pulmones, los bronquios se ramifican cada vez más en los que llamamos bronquiolos. La finalidad de los bronquiolos es conducir el aire hasta los alvéolos, y es allí donde se produce el intercambio gaseoso.

A través de las finas paredes de los alvéolos, el oxígeno (O2) pasa del aire a la sangre, y el dióxido de carbono (CO 2) pasa de la sangre al aire.

El dióxido de carbono pasa de los pulmones a los bronquios, a la tráquea, a la laringe, a la faringe, y posteriormente a la nariz, donde es expulsado al exterior.

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